martes, 23 de abril de 2013

El conflicto: es inevitable, ajusta tus velas

El conflicto: es inevitable, ajusta tus velas

Primero de todo, ¿es cierto que siempre hacen falta dos para que se desate un conflicto? No. En realidad basta sólo uno. ¿Conoces el dicho "un garbanzo negro estropea todo el cocido"? Pues eso. 
¿Qué es un conflicto?
Entiéndase como una situación de enfrentamiento entre dos personas, sean o no del mismo género, en la que se da usualmente como presupuesto una deficitaria o irregular comunicación.
Dado que antes suele haber un problema de entendimiento, hemos de tener en cuenta primero que sobreestimamos las palabras a la hora de relacionarnos con el entorno (confusión que se acrecienta con Facebook, foros de Internet, etc, que retroalimentan nuestro viejo prejuicio de que el lenguaje verbal lo es todo) Somos seres muy visuales, y es más importante la comunicación no verbal de lo que creemos. Si el interlocutor no dilata sus pupilas cuando le hablamos, no es el momento de decirle muchas cosas, no nos está prestando atención. Es cierto que una imagen vale más que mil palabras. A veces hacemos gestos faciales de desaprobación que desatan mini-malentendidos que en el futuro serán conflictos. En la serie "Lie to me", basada en las investigaciones del gran psicólogo canadiense Ekman, se da cuenta de la importancia de las expresiones de nuestras caras cuando interactuamos con los demás en nuestra vida cotidiana.

¿Por qué surge un conflicto?
El psicoanálisis nos dice que el verdadero conflicto está dentro de nosotros mismos, y que transferimos a la otra persona, objeto de nuestra animadversión, aquellas zonas oscuras reprimidas de nuestra propia personalidad, que no soportamos ver proyectadas especularmente en el otro.
No es menos cierto que hay personas "guerreras", que disfrutan a su modo con la descarga adrenalítica propia de un conflicto, y que suelen provocarlo por puro placer de "medir su fuerza", y qué mejor que escoger a un pacifista convencido para ello.
Hay conflictos muy difíciles de entender, véase "La guerra de los Rose": pequeños malentendidos acumulándose los desatan, y cuando estallan ya hemos olvidado que pasó "en el origen". Minúsculos detalles de falta de afecto, de atención, hacia el compañero del trabajo, la pareja, la amiga, pequeñísimas meteduras de pata pueden abonar el terreno en que explotarán sin que nos demos ni cuenta. Por eso, todo esfuerzo de observación del otro es poco y no es baldío.
¿Se puede evitar el conflicto?
Se puede intentar "mitigar", pero a veces al alto precio de dejar de ser uno mismo. En realidad es inevitable, y paradójicamente, aceptar que el conflicto forma parte de la vida misma hace que nos dañe menos. La rebelión contra el conflicto puede retroalimentarlo monstruosamente. Desde una postura de aceptación se puede afrontar "más fríamente"
Es clave no contradecir al que nos conflictúa. Es conveniente otorgarle razones y ponerse de acuerdo con él o ella en lo posible. Puede ser peligroso darle feedback a su ira contra nosotros. El que conflictúa espera tu contraataque, y eso, lejos de debilitarlo, lo fortalece. Es mejor desorientarlo y "no entrar al trapo"
¿Qué hacer en una situación de conflicto indeseada y que te has esforzado en evitar?
No tengas miedo.
Eso es lo principal. Recordar la letanía de Dune, de Herbert:
"El miedo mata la mente
El miedo es la muerte de la mente, su destrucción
Afrontaré mi miedo, dejaré que me trapase por entero, y cuando haya pasado todo
Entonces
Ya no quedará nada
Ya sólo estaré yo"
Recordar lo que decía Niezsche:
"Lo que no me mata me hace más fuerte"
El conflicto tiene un lado positivo. En la Dialéctica de Hegel se demuestra como la Historia es épica, y siempre ha habido una fuerte tensión o conflicto entre opuestos. Efectivamente, del conflicto y de su dureza saldrás fortalecido, aprenderás.
Y sobre todo:
Canta bajo la lluvia...



sábado, 13 de abril de 2013

La verdadera vida de Sandra H

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