domingo, 30 de septiembre de 2012

Tema 2 de Análisis de Datos UNED, resumen


Vídeo explicativo cálculo deciles, cuartiles y percentiles


miércoles, 26 de septiembre de 2012

EL COLISIONADOR DE HADRONES, CAPÍTULO II

Capítulo II.

Gerard se aplicó al máximo en el proyecto. Los genes de Néstor resultaron ser mucho mejores de lo que hubiera podido imaginar, se sintió prejuicioso por haberlos “despreciado” antes de examinarlos: esa actitud suya había sido muy poco neo-científica. Incluso había en ellos algo imposible de comprender, y que le irritaba al mismo tiempo. Tenían una calidad increíble como para ser de un courant. Sophie le comentó que Néstor se había pasado la vida luchando, y que a diferencia de ella misma no se arredraba ante ningún obstáculo, que se entregaba entero sin miedo a perder.

Sí-pensó-. Debe ser lo del potencial agresivo. Un courant lo tiene intacto. Astrid recibirá en ese sentido los mismos genes intactos de su padre, para que herede sin más su capacidad de riesgo, su valentía natural. Tendrá lo mejor de Dios y lo mejor de los hombres. Aunque… ¿quién sabe que es lo mejor? Los genes son plásticos, mutan incluso con el ejercicio físico y se fortalecen. Tal vez Néstor haya querido parecerse tanto toda su vida a uno de nosotros que de algún modo ha acabado pareciéndose. La voluntad no puede medirse, ni el espíritu humano de superación. Nunca lograremos controlar estas cosas. La eterna dialéctica los genes versus el ambiente…

Gerard guardaba un as en la manga que había ocultado deliberadamente a todos. La gente suele considerar la ciencia como un trabajo enteramente “limpio” y “honesto”, pero se equivocan. Incluso Newton o Einstein fueron capaces de esconder ciertos errores de sus teorías para alcanzar la gloria. En este caso, lo que Gerard no había dicho a nadie era que… biológicamente…

Astrid también sería su hija: había puesto genes de él en ella.

La primera humana con tres padres: dos hombres y una mujer. No quería reconocérselo a sí mismo, pero todo se gestó en su cabeza de hombre y no de genetista. Su pensamiento fue “de abajo a arriba”. Primero se imaginó en la cama, al lado de Sophie y del propio Néstor. Soñó despierto con que ambos le hacían el amor mientras su corazón latía cada vez más rápido. Como la Ginebra de las leyendas Artúricas, amada por dos hombres. Y le gustó lo que vio en su cabeza. Y a continuación se dijo a sí mismo:

¿Y por qué no? Si la hija tiene 1/3 mío es como si realmente yo hubiera estado en el tálamo con ella, aunque ella sea como una mitad de él… es como si lo hubiera logrado. Nadie tendría porqué saberlo nunca…



-¿Cómo estás, Sophie?
-Ya con menos mareos, Néstor. Pero muy cansada y con muchas ganas de dormir. Está aquí ya, ¿te das cuenta?-decía ilusionada mientras se tocaba su prominente vientre- Es como un milagro
-Tu estimado Gerard-dijo con cierto sarcasmo- me dio una alegría: mis genes de potencial agresivo han pasado a nuestra hija, ¡sin modificar! Me pidió perdón por haber subestimado mi material, eso me hizo sentir muy orgulloso. Pero hay algo que me chocó…
-¿El qué?-inquirió mientras seguía tocándose alrededor del ombligo sin demasiado interés-
-No sé, es como si estuviera él también contento, igual casi que nosotros, se está implicando mucho, ¿no crees? ¡Él no va a tener ninguna hija, por Dios!
-No te confundas, es su entusiasmo científico.
Sophie miraba a su esposo. Ella nunca quiso casarse. Y jamás imaginó que acabara haciéndolo precisamente con alguien como él. Lo conoció una tarde, merendando, una amiga se lo presentó. Le pareció irresistible, lleno de vida. Tenía la corbata algo torcida, y una sonrisa en los ojos impresionantemente bella. En el interior de la brasserie, una recreación holográfica de los Campos Elíseos de noche. Casi todos los lugares de encuentro tenían hologramas en sus estancias, atraían más clientela.

-Encantado, Sophie. Yo soy Néstor. No soy como vosotras, soy sólo un courant. Pero al menos, ahora, con las nuevas leyes, podemos decirlo sin miedo.

Su vida había sido demasiado “cuadrada” hasta que apareció él. Trajo de la mano un sin fin de novedades, empezó a deslumbrarla. Captaba perfectamente que no era tan inteligente como ella, pero llegó un momento, a las pocas semanas de conocerlo, en que empezó a dejar de importarle

¡Estás loca, emparejarte con un vulgar courant! ¿Qué clase de hijos podrás esperar de él? –estalló su madre poniendo el grito en el cielo-.
¡Por encima de mi cadáver!-exclamó su padre en tono amenazante-

Curiosamente los gritos rebotaban en ella y se desleían como el café que se vierte sobre la leche. Ella estaba… no podía explicárselo a sí misma, pero se sentía… ¡feliz! Era la primera vez que notaba ese caudal de dicha dentro de ella. Y por eso, a las pocas semanas de conocerlo, se lo dijo:

-Néstor
-¿Qué?-preguntó mientras no paraba de besarle el cuello antes de arrancar la aeronave-
-Me haces ser mejor aun, contigo sí que gano. No me importa ya lo que diga la sociedad entera de nuestra unión, ni que la vean extraña. Quiero que sepas que estoy dispuesta a todo.
-Te engañas a ti misma. No te casarías, por ejemplo, con alguien como yo. Llevo toda mi existencia sufriendo la discriminación, y luchando contra ella, quizá en vano, no lo sé.
-¿Me lo pedirías?-preguntó ella con una mirada como de niña traviesa, expectante-
-Y tanto, estoy loco por ti. Por ti haría la locura de encadenarme y hasta de procrear…
-Casémonos pues-afirmó categórica-
Él sonrió muy halagado, apenas podía creerlo. Y ella, sensualmente, movió su dedo índice entre sus dos labios. Lo mejor de la cara de su novio era, sin duda, su boca. Esa noche hicieron por vez primera el amor. Y cuando sintió a Néstor dentro de ella, sus piernas, instintivamente, se cerraron para no dejarlo salir enseguida y retenerlo… todo el tiempo que le fuera posible. Era la primera vez que sentía algo así: había hecho el amor con otros hombres, había sentido placer, pero nunca había estado en un precipicio ni se había dejado caer, pues, en el mismo, para... terminar por volar después. Néstor, sin salir aun de dentro de su cuerpo, miró extasiado el rostro de la que sería su esposa, y vio la dicha transfigurada en ella, y sonrió, y ella lo emuló, y cansados, durmieron toda la noche juntos y abrazados.

Ahora que venía Astrid en camino, Sophie tenía muchos recuerdos dulces de los mejores momentos con Néstor. Aquella primera noche en que se amaron regresaba pues a su memoria incólume, y al retornar, era revivida de algún modo.
-Néstor, ¿recuerdas nuestra primera vez juntos? Te parecerá una tontería, pero… Ahí, de algún modo, ya estaba nuestra Astrid, aunque fuera presentida.

Néstor se emocionó y besó su boca y después bajó a besar las piernas de su mujer:

-Sí, se cerraron, ni querías dejarme salir ni yo quería tampoco irme de dentro de ti.



-¡No puedo creer lo que has hecho!-a los consejeros les enseñaban en la Academia a no juzgar a sus clientes, a escucharlos y empatizar con ellos, pero nunca a nada más, sin embargo, ¡aquello era demasiado!- Se supone que eres un científico, ¡no te has comportado como tal!

-Sí lo he hecho-objetó- Tres padres dan mucha más diversidad genética.

-¡Es inmoral! No has recabado la opinión de ellos, y a mí mi deber deontológico me obligará a guardar silencio, ¡no es justo! ¿Y si sale mal?

-Descubrí que mis genes eran muy diferentes a los de ellos dos, así que saldrá perfecto. La Naturaleza sólo busca biodiversidad. Yo le he dado un empujoncito, simplemente.

-Puede que incluso te engañes a ti mismo y todo, ¡pero no me embaucas a mí! Sé que estás obsesionado con ella, sé porqué lo has hecho y me parece fatal

-Si quieres dejar de prestarme consejo lo entenderé-musitó con cierta irritabilidad-

-Perdona, se nos enseña a no juzgar nunca al cliente, pero es que… ¡No entiendes! Ella lo eligió a él, ¡no a ti! Aunque te creas mejor…

-Un momento, ya sé que no lo soy

-¿Qué quieres decir?

Gerard clavó sus ojos grises en la ventana que había detrás de su asesor emocional. Estaba lloviendo. Siempre se quejó de ser un incomprendido, desde niño. Otra vez volvía ese malestar de antaño, y le disgustaba profundamente. Nubarrones se cernían sobre los más altos edificios de la urbe, y también sobre sus más altos ideales. ¿Habrían endiosado a la Genética? París, pese a todo, seguía oliendo a boulangerie como hacía siglos. La Torre Eiffel seguía siendo el emblema de la ciudad, pese al altivo edificio gubernamental con forma de pirámide acristalada del Centro de Estudios Genéticos, único en el mundo. Una pesadumbre plomiza se iba apoderando insensiblemente de él, y anegado de ella y bajando su vista al suelo, finalmente encaró la realidad y mirando a los ojos de su interlocutor contestó:

-Tengo que irme ya. He dejado la aeronave en casa, he preferido venir caminando para hacer algo de ejercicio. Él… Me molesta, pero he de afrontarlo. Él es, y en más de un aspecto, mejor que yo. Y no me refiero al hecho de haberla conquistado a ella, que también dice bastante de él, sino que … En fin. He visto la mano de Dios en sus genes, y aun más caótica que la humana, hay algo inaprensible en ella. Él, Néstor-le dolía pronunciar su nombre-, tiene una genética de base muy fuerte, muy buena: es un gran ejemplar humano.

El consejero se quedó sorprendido. ¿Un courant con genes mejores que ellos?

martes, 25 de septiembre de 2012

EL COLISIONADOR DE HADRONES, NOVELA DE CIENCIA FICCIÓN

INTROITO:

 
El heraldo de Occidente:
Frontera franco-suiza, 20.30 horas post meridian del 20 de julio del año 3021 después de Cristo. Ciencia: arte de lo posible. "Ich darf" kantiano sin límites, omnímodo. Lo decisivo es: "podemos hacerlo". Vamos a jugar a ser dioses-piensan los expertos-. Sí, van a recrear el big bang que alumbró este Universo en constante expansión. Las consecuencias no cuentan. El gran arcano de la Creación va a ser descubierto, en esa lucha infatigable del hombre por dominar la salvaje naturaleza.

Del mismo modo que ni Dios podría hundir el Titanic, y el mismo fue engullido por las aguas, el acelerador, al poco de ser puesto en marcha, ha provocado...

Una extraña distorsión en el continuo espacio-tiempo, y un vacío de materia oscura está arrasándolo todo, lentamente.

Dos superhéroes lo han advertido. Son mutantes. Una avanzadilla de lo que será la especie humana dentro de cinco siglos (si sobreviviera...). Hombre y mujer, ying y yang: ella es un ángel rubio y él parece un diablo travieso de ojos de acero. Son más fuertes y más inteligentes que el resto, y advirtieron con su precognición antes que nadie la destrucción que se estaba abriendo paso en el planeta. Parecía un terrible castigo a la soberbia humana. En cuestión de minutos no quedará nada. Queda muy poco tiempo, están haciendo complicados cálculos para invertir el proceso, las ecuaciones se resisten. Las personas, los lugares, desaparecen como si nunca hubieran existido. Los ojos del mundo están puestos en ellos. Se les ha pasado por la cabeza destruir la máquina, pero no están seguros de si eso podría ser aun peor.

Están trabajando ambos a pleno rendimiento, y...

Ven la sombra acercarse a ellos...

Sí, el tiempo se ha acabado del todo. En su condición de héroes casi de Cómic, se miran a los ojos sin el menor atisbo de miedo, y...

Ellos, la última esperanza de salvar el mundo, se deshacen como papel de fumar bajo el fuego...



PARTE I: TODO COMENZÓ EN FRANCIA.


CAPÍTULO I.

A fines del segundo milenio de nuestra era.

- Cariño, quiero que sea mujer, rubia, ojos de color diamante, y elegiré para ella un cociente de superdotada. No quiero que la hagan demasiado pacífica, no solicitaré nada en cuanto a potencial agresivo. Las extracciones de gen agresivo han dado problemas en el pasado, quizá sea demasiado infraestructural, me arriesgaré- razona Sophie, guapa francesa de cabellos pelirrojos y ondulados, ojos color de miel, a su atractivo esposo, de origen español, Néstor.

- Sabes perfectamente que yo no soy un génétique, Sophie, aunque me haya visto obligado a hacerme pasar por tal, y, realmente, no quiero para un descendiente mío la vida de lucha que yo he llevado; ya no quieren en ningún sitio a los courants, aunque cada vez haya más leyes que supuestamente nos protejan. Ninguna norma del Parlamento puede hacer nada frente al uso o práctica de una sociedad entera. Son las colectividades humanas las que conforman los ordenamientos jurídicos, no a la inversa. Pero… creo en Dios. Yo soy una obra suya. No sé si esto es conforme con el plan divino. Tengo muchas dudas. Nuestros padres eran opositores al sistema de reproducción controlada. No sé, siento que de algún modo traiciono mis propios genes al hacer esto.

-Néstor, tú mismo lo has dicho. No quieres una vida de sufrimiento para nuestra hija. Las cosas están aun peor que cuando tus padres os tuvieron a vosotros. Empeoran por días, incluso, para todos los courants. Deja que ella sea génétique como su madre. Piensa, te lo digo yo, que puntué muy alto en los tests de inteligencia emocional de niña y que si Dios ha querido que el ser humano descubra la secuencia genética y pueda alterarla, es porque esto que hacemos está de acuerdo con sus designios- Sophie lo miraba con esa nostalgia sentimental que da el matrimonio a las personas: ahí estaba, el español moreno de ojos de obsidiana encendida que impactó en su corazón como un meteorito-

-No todos los hallazgos científicos son conformes con la Ley divina, Sofía: eso es demasiado optimista. La ciencia ha descubierto cosas terribles.

-Hablemos de la neo-ciencia; ya no se permiten las investigaciones científicas libres, pertenecen a la Historia. Todos los científicos han de trabajar para mejorar nuestras vidas. La neo-ciencia es humana.

-Está bien, Sofía. Eres más inteligente que yo. No objetaré nada más. Se llamará Astrid, como mi abuela. Es lo único que yo como padre solicito. Y que sea educada en la religión, sabes de sobra que esto para mí es imprescindible, por lo que esto último lo doy por supuesto.

Néstor la miraba de hito en hito. No entendía cómo podía estar aun más guapa que cuando la conoció. Tal vez cada vez se conocía más a sí misma, y se sacaba, en consecuencia, mejor partido. En cualquier caso, estaba muy orgulloso de ella.

Sofía sonrió con ternura. Le costaba mucho ocultar bajo su expresión facial la satisfacción que le producía vencer a su marido dialécticamente… siempre. Sí, era más lista que él, y quizá fue eso lo que le atrajo tanto de hacerse su novia. Ella siempre ganaría. Cuando la procrearon a ella, sus padres, ambos génétiques, insistieron hasta la saciedad en “programarla” para ganar. No cayeron en la cuenta de que con esa exigencia tan omnímoda, la estaban haciendo menos fuerte: siempre sufría terriblemente con la más mínima derrota, aunque se tratara de un mero juego holográfico. Sofía, sabedora de ello, le dijo a su genetista lo siguiente:

-No ha sido difícil convencer a mi marido. Es un español muy inteligente para ser un courant, pero… yo lo soy más que él, incluso para ser génétique. Pero la inteligencia tiene también su lado débil, Gerard… -

El genetista se bebía las palabras de Sofía: su mente era un prodigio en todos los sentidos. Se sentía especialmente orgulloso de su profesión porque una mujer como ella le había encargado semejante cometido: noquear genes, de eso se trataba, de extraer genes inapropiados, endógenos, y reemplazarlos por otros superiores... La técnica del knock-out que ganó la partida hacía ya siglos a las terapias transgénicas, pero al mismo tiempo era un reto para él. Eso de modificar la secuencia genética daba problemas "a posteriori", el organismo buscaba la manera de volver al estado originario, así sin más. Por eso el knock-out daba mejor resultado: extraer el gen inconveniente y reemplazarlo por otro, pero... ¿mejorar a Sophie? ¡Lo que sería conseguir eso! Estaba altamente motivado, sin duda. Se quemaba literalmente las pestañas estudiando cómo hacerlo.

-Sigue, te escucho atentamente.

-No sé, me da la sensación de que te quedas algo absorto.

-Estoy ilusionado con este proyecto, y muy honrado. Todo va a salir espectacularmente bien, estoy seguro de ello.

-Te decía que la inteligencia a veces te hace sufrir, Gerard. A veces, muchas más veces de las que mi orgullo me deja reconocer, envidio a mi marido. Cuando veo, sobre todo, lo que él disfruta de la vida así sin más entonces me da por pensar que quizá es él el que es superior a mí, no yo. Tal vez también tenga sus ventajas el ser simplemente un hijo de Dios, sin intervención alguna de la mano del hombre. Sí, no me mires así, ya sé que divago, pero en el fondo de ti mismo sabes que tengo la razón.

Gerárd más de una vez le confesó a su consejero -anteriormente esta profesión recibía el nombre de "psicólogo": los consejeros eran una corporación en alza, una vez que fue desacreditada la Psiquiatría, demostrada su inutilidad y nocividad, y desparecidos los estudios universitarios correspondientes, que fueron calificados de "supersticiosos", hecho que coincidió con la prohibición nacional de las pastillas y demás drogas de laboratorio salvo casos de peligro de muerte por enfermedad terminal o accidente, lo que hizo que la gente, siguiendo las directrices del Ministerio de Deportes, se cuidaran a sí mismos con ejercicio y vida sana más que en ninguna otra época-, Jerome:

- La deseo. Sé que es mi paciente, una señora casada, que ha firmado pacto de fidelidad exclusiva hacia su esposo, pero a veces quisiera meterme en el cuerpo de su esposo y poder a mi vez entrar en el de ella. Él es un courant, muy inferior a mí. Su sueño de tener una génétique que roce la perfección sería más factible conmigo, no con Néstor. Ni siquiera es francés...

-No, Gerard. Si ella eligió a ese hombre fue por algo.

-Quizá lo hizo para sentirse aun más diosa, es tremendamente vanidosa

Una conversación muy parecida se repetía entre ambos como en un bucle sin fin. Tras cada consulta, Gerard se subía a su aeronave eléctrica y sobrevolaba los rascacielos y las torres de energía solar con los ojos llenos de un anhelo punzante. Conducir le relajaba, aunque nunca miraba hacia abajo. Le daba vértigo, tenía "complejo de las alturas". Su mirada desangelada se perdía, pues, en el horizonte, a la vez que se preparaba mentalmente para cambiar la expresión de su rostro, para que nadie pudiera leerle nada en el mismo- la relevancia y el prestigio social que tenían en la República los consejeros había dado lugar a que los ciudadanos siguieran fielmente en la práctica sus doctrinas, una de las más famosas se refería precisamente a la interacción humana: lo decisivo para comunicarse no eran las palabras, sino los gestos faciales. Esta corriente, llamada “tesis de la comunicación facial”, se extendió como la pólvora por todo el continente europeo en un tiempo récord-


-Sé algo sobre mi código genético que no quiero que esté en mi hija- le dijo Sophie aquel día de lluvia y viento que ya no podría olvidar...

-Sinceramente no imagino qué puede ser, eres un orgullo de creación.

-No seas presuntuoso, Gerard. Tengo un grave fallo… Es el instinto desaforado por ganar, a toda costa. Tiene un correlato negativo unido a que en la época en que me gestaron se llevaba de moda la disminución del potencial agresivo. Pues bien, la combinación de ambas cosas hacen de mí una personalidad excesivamente conservadora, no me arriesgo si simplemente intuyo que perderé... si toda la especie humana fuera como yo el hombre hubiera seguido siendo poco más que un mono pensante, al más puro estilo del trasnochado Darwin. No hubiéramos, desde luego, salido de las cavernas…

“No hubiéramos, desde luego, salido de las cavernas” - estas palabras se quedaron flotando en su conciencia, reiterándose como un eco en su mente, junto a la angelical expresión del rostro de Sofía… ¡qué bella era! Inspiraría a cualquier artista. Los franceses también habían puesto de moda la inteligencia emocional más que en ninguna otra época histórica, así que supo gestionar la intensa emoción que aquella dama despertaba en él, Gerard hombre, no Gerard científico, y poner así su energía creadora al servicio de la Humanidad.

sábado, 15 de septiembre de 2012

¿Es la depresión un desequilibrio químico?

¿Es la depresión un desequilibrio químico? Del Prozac, el capital y otras mentiras...

No, no se sabe a día de hoy cuál es la causa de la depresión, y no está demostrado empíricamente, o lo que es lo mismo, con arreglo al método científico, que la depresión o cualquier otro trastorno mental, sea un desequilibrio químico. Sin embargo, el lanzamiento de esta droga fue precedido de un enorme márketing estadounidense: editorial y pseudo-científico. El Prozac era el soma de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, incluso nos "vendieron" que todos seríamos muy delgados y perderíamos por completo la timidez, porque la droga en cuestión también era adelgazante... El éxito en ventas fue apoteósico, la crematística industria farmacológica se enriqueció más aun de lo que estaba... A costa de una especulación gratuita, o a-científica.
De hecho, sí hay estudios científicos sobre placebos que funcionan igual de bien que el Prozac.
Nunca te has preguntado cómo los psiquiatras diagnostican enfermedades sin ...
Sin análisis de sangre
Sin escaneados cerebrales
Sin ni tan siquiera tests psicológicos
Sólo sobre la base de lo que el paciente le expresa verbalmente...
¿Te parece científico su proceder? No pierdas nunca el pensamiento crítico ni analítico, ni des nada por supuesto...
El mejor tratamiento para la depresión es el análisis psicológico, dicho por los propios científicos como se desprende de la cita textual que se acompaña.
Todo es sugestión...
Cita:
La teoría inexistente

Por razones todavía desconocidas, esta estrategia de aumentar los niveles de serotonina en las sinapsis ayuda a mejorar los síntomas en la mayoría de las depresiones. Este hecho dio lugar hace años a la teoría de que la depresión es un desequilibrio químico en el cerebro consistente en una disminución en los niveles de algunos neurotransmisores.

En la actualidad, instituciones, médicos y el gran público tienen asimilado que esa relación (menos serotonina = depresión) es una teoría científicamete válida, pero no es así: no hay absolutamente ninguna evidencia científica seria que demuestre la existencia de una deficiencia de serotonina en la depresión, ni en ningún otro desorden psiquiátrico.

Esta es al menos la tajante conclusión de Jeffrey R. Lacasse y Jonathan Leo, los dos autores del artículo de PLoS Medicine (del Florida State University College of Social Work y el Lake Erie College of Osteopathic Medicine repectivamente). El hecho de que los fármacos ISRS funcionen relativamente bien –el Prozac es el antidepresivo más recetado de la historia– dio lugar a la citada teoría, pero esto de buscar la causa de una enfermedad sobre la base de la respuesta a un tratamiento es un mal argumento; es algo así como decir que, ya que el Frenadol o la Couldina alivian los síntomas del catarro, éste se debe a la existencia de niveles bajos de esos compuestos en el cuerpo.

La confusión está en todos los niveles: en el portal tecnociencia, gestionado por el Ministerio de Educación y Ciencia español, y con el apoyo técnico del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas), puede leerse algo similar a lo que aparece en la publicidad de las campañas farmacéuticas se ha demostrado que la bioquímica del cerebro juega un papel significativo en los trastornos depresivos. Se sabe que las personas con depresión grave tienen desequilibrios de ciertas sustancias químicas en el cerebro, conocidas como neurotransmisores . Pues no, no hay nada demostrado en la literatura científica.

Hay instituciones –como la británica National Institute for Clinical Excellence– que, tomando los datos científicos con rigor, aconsejan tratar la depresión moderada con métodos no farmacológicos (por ejemplo la psicoterapia).

¿De dónde viene la confusión? Los autores del artículo comentado creen que de la publicidad de las empresas farmacéuticas, que no dudan en utilizar frases científicamente inexactas para distribuir sus productos por el mundo. Esto –aseguran Lacasse y Leo– lleva a una sociedad hiper-medicalizada, con pacientes que acuden a las consultas influídos por lo que escuchan en los medios de comunicación y que pueden ser escépticos con los médicos que les dicen que es mejor una terapia alternativa a la farmacológica.

Además de la intoxicación mediática, también entra en juego muchas veces el interés por la no-información, ya que estas compañías no sacan a la luz los datos de los estudios que no le son favorables –hay por ejemplo estudios que demuestran que sustancias placebo u otras como el extracto de hipérico (Hipericum perforatum) son tan eficaces en el tratamiento de la depresión como los ISRS–.
Si te interesa saber más, pincha aquí: http://www.tendencias21.net/Depresi[....]zac-y-publicidad-enganosa_a809.html


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