domingo, 28 de octubre de 2012

Tema 4 Psicobiología UNED- Resumen: La Evolución


Resumen tema 3 Análisis datos- Psicología UNED


sábado, 13 de octubre de 2012

El colisionador de hadrones (novela)

Capítulo III.

Hoy hablaría con la madre de su hijo, pensaba Gerard mientras se miraba orgulloso al espejo. Nunca había querido reproducirse, hasta que la conoció a ella. Como decía aquel antiguo poeta: Ella maravilla, ella belleza y ella terror. La niña prolongaría el tiempo sobre la tierra de su ser junto al suyo. Había predeterminado minuciosamente lo que Astrid heredaría de él, y no cabía en sí de gozo. De pronto dio la orden a la máquina afeitadora: "Stop", y se detuvo. Vio su reflejo en el límpido cristal y concluyó para sí:

Estoy dichoso, es verdad. Mi cara me delata. Quizá debiera disimularlo... ¿Me habrá notado alguien que yo también soy el padre?

Salió del lavabo y exclamó ante su balcón "AZZ176 , elévate", y la aeronave ascendió desde el garaje colectivo, y mientras sobrevolaba los sempiternos cielos cenicientos parisinos, Gerard cerraba los ojos; el programa de hilo musical se autoactivaba solo justo antes de arrancar. Quería recrearse en lo que había soñado esa noche.

Quiero vivir lo que he soñado. Ella y yo. Quiero recordarlo antes de olvidarlo, con todas mis fuerzas. ¿Cómo empezaba el sueño? Sophie y él: veían juntos una proyección holográfica sobre paisajes de ensueño. Néstor no existía. Él la ceñía por la cintura desde atrás y le olía el perfume del cuello con fruición. Ella se estremecía y él estrechaba su cerco hecho de brazos. Un suspiro femenino, otro masculino acompañándolo, y en su cabeza el deseo de perpetuarse en un descendiente ardiendo cual espada de fuego. Su boca resbalando por su garganta, trepando hasta sus comisuras, por fin la sentía, era casi como comer cerezas encendidas besarla. Los dos besándose, bebiéndose casi, él ya no podía más: la giraba, y la estrechaba después contra él. Su mano empezaba a jugar con su ombligo, ella: la viva cara del placer. Su piel no era seda, sino lo siguiente en suavidad, jamás tocó nada tan tierno. Sus dedos escalando hasta su blusa rozándola levemente mientras su lengua se iba enlazando con la suya en repetidos ósculos que se sucedían cadenciosos, como olas entrechocando sin más. Se sentía entonces más apasionado de lo normal: Nunca antes experimentó tal volcán en su interior. Dos de los botones de Sophie caían felizmente al suelo.

Y... en ese momento... se despierta.

Quizá teniéndola frente a mí pueda completar en mi mente el sueño-piensa con tristeza-


-Ya llevo cinco meses y medio, Gerard. Y Néstor está muy contento. Sin ti no hubiera sido posible, ¡gracias!-y del júbilo se levanta como un resorte de la mesa de la creperie y le estampa un sonoro beso en la mejilla-

No está tan atractiva, está comenzando ya a engordar. Sin embargo, su cara tiene una luz especial

-¿Qué te ocurre? ¡Estás muy distraído!-exclama juguetona, rompiendo a reír-
-Perdona, no he tenido un buen despertar
-¿Alguna pesadilla?-inquiere ella -

Si supieras ,todo lo contrario. La pesadilla es esto de ahora. Lo que no me parece real es esta distancia entre los dos después de haberte sentido anoche llenando todo mi espacio...

-No te preocupes, estoy muy contento de verte así de bien, además, ¡no se te nota nada!
-¡Mentiroso!-vuelve a reír- ¡Estoy gordita ya!

Esa mirada llena de alegría me encanta. Y aunque dentro de dos meses engordes más aun, seguiré sin poder resistirme a esos ojazos que tienes-se lamenta para sí-

-Jamás te mentiría-sí, la está mintiendo, y en algo muy grave: él comparte con ella una próxima hija, orgánica y genéticamente. ¿Cómo se puede estar tan cerca y a la vez tan lejos? En el sueño sí que la tenía junto a él- He conocido a un físico importante, Ledoux, ¿te suena?

-Sí, es el que anuncian tanto en los hologramas, el que está empeñado en recrear exactamente el big bang a una microescala infinitesimal

-Así es, Sophie. Está creando una sociedad. He decidido ser accionista de la misma, no hay nada más apasionante para un científico que dar con el verdadero origen de la vida-ahora que iba a ser padre, el interés por tal tema había aumentado exponencialmente en su cabeza-.

-Ah, espero que no te moleste, pero pienso que una mujer no tiene porqué ocultar nada a su genetista. ¡Néstor se encela de ti! ¿Te lo puedes creer?

Sí, y tanto que sí que puedo. Yo también de él

-¡No puedo creerlo!-convino mecánicamente y con escasa convicción- ¿Y eso? ¿En qué se lo has notado?
-Llegó a decirme textualmente el muy loco: "¡Pues no parece que Gerard sea el padre de nuestra hija en vez de yo, tu marido!"

¡Ufff! ¡Se me nota!

-¿Y qué le dijiste tú?-preguntó algo nervioso-.
-Gerard, por Dios, no seas niño tú también. Le dije que era tu entusiasmo científico.

Es curioso, ella no lo nota. Sí que es verdad que estás muy lejos de mí, mi ángel. Más aún que ese bruto que tienes por marido, y que posee unos genes demasiados buenos para ser quien es, un vulgar courant... Hay cosas que ni la Neociencia entiende...

Gerard fuerza una sonrisa a la par que recuerda: "¡El sueño, maldita sea! ¡El sueño! Es más importante que esta comunicación absurda, ¡ya sé!"

-Sophie, quiero que me cuentes, como médico tuyo que soy, todas las sensaciones que estás teniendo desde que supiste tu estado gestante. Pero ininterrumpidamente, yo mientras te escucho, tomaré notas en silencio-

Sophie empieza a hablar entusiasmada. Se concentra en fingir que la escucha, y a la quinta frase inicia la desconexión. ¿Dónde me quedé? Ah, sí, en su preciosa blusa color marfil

-A la tercera semana ya no tenía ningún mareo, el bebé estaba completamente arraigado en mí, sentía una dicha completa...

Mis dedos rozan levemente tu blusa. Tu boca está llena de sed, y la mía también, que empieza a bajr osada por tu garganta. Noto tu pecho contra el mío, empujándome, acometiéndome casi. Dos botones de tu camisa saltan por los aires cuando intento desabrochártelos, me estoy apasionando más de lo normal. Te suspiro al oído:

Voy a hacerte una hija, tendrá lo mejor de los dos, en ella siempre estaremos tú y yo


-¿Gerard? ¿Me estás escuchando?

El genetista se angustia, el sueño debe continuar, ¡que no pare,por Dios!

-Sigue, Sophie. No pares por nada de este mundo de hablar. Recuerda que escribo todo lo que dices.

Gerard sigue trazando escenas sicalípticas entre ambos en la pantalla de su lector óptico, aporreando el teclado táctil, absorto.

Tú suspiras enfebrecida cuando mi mano se pierde dentro de tu escote, y sin darte cuenta, te estrechas contra mí muy fuertemente, buscando mi mayor excitación.

Sólo quiero darte placer. Me siento más hombre contigo. Oh, sí, cariño. Vamos a crear a la mejor hija de este mundo...


Gerard consigue concluir mentalmente lo que no pudo la noche anterior. Ahora su cara es aún más dichosa que antes. Tras el detallado relato de todos sus síntomas, Sophie vuelve a recordar las palabras de su marido, incluso ve su apuesto rostro en el aire frente al suyo, como cuando las pronunció, exactamente igual, es como un deja vu imaginario:

"Está demasiado contento, ¡pues no parece que el padre sea él! Y lo observa. Siempre fue bastante distraída, le pidió encarecidamente a Gerard que Astrid no lo fuera. La Neociencia genética había avanzado mucho desde que la idearon a ella. ¿Por qué asoma de repente a sus pupilas toda esta magnética luz?

Un extraño ahogo le oprime súbitamente la garganta.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...